jueves, 15 de noviembre de 2012


NUESTRO CACHIVACHE: El Balón de Fútbol
Diego Ramirez
Esteban Cabrera 
Christian Agudelo

EL BALÓN; DESCRIPCIÓN FISÍCA



En estos tiempos en los que vale tanto citar a un filósofo o un pensador como citar a algún futbolista, el balón de fútbol se ha convertido en algo así como un símbolo, un trofeo, un talismán. Los ojos de millones de personas se concentran en un sólo balón y de él dependerán luego los estados de ánimos. Pero como ya es viernes, no nos pongamos ni profundos ni críticos, y vayamos mencionar unas cuantas características curiosas sobre los balones de fútbol reglamentarios:
-El balón está compuesto por 20 hexágonos y 12 pentágonos cosidos, pegados o también vulcanizados. Recordar que el hexágono es una de las 8 formas más abundantes en la naturaleza, por ejemplo en el caparazón de una tortuga.
-Según la FIFA, el balón ha de medir como mínimo 68 y como máximo 70 centímetros de circunferencia.
-Está fabricado por un material de varias capas de tejido irrompible recubierto de PVC o poliuretano.
-El reglamentario debe pesar entre los 410 y 450 gramos, y cuando se le adherie barro puede llegar a pesar más de medio kilogramo.
-Cuando se tira desde una altura de 2 metros, su salto sólo debe alcanzar entre 120 y 150 centímetros de altura, gracias a los trozos de gomaespuma que se encuentran en su interior. Aunque más de uno desearía a veces que en su interior se hallara un poco de resilina, la proteína elástica, aún más elástica que la goma, que permite a las pulgas dar esos tremendos saltos.
-Posee una esfera que se hincha reglamentariamente a una presión de 0,6 a 1,1 bares.
-Está listo para salir a la venta cuando, después de haber sido lanzado miles de veces por una máquina que los dispara a 50 kilómetros por hora contra una pared (correspondiente a lo que sufre el balón en una temporada de juego), sigue manteniendo los parámetros reglamentarios.
La próxima vez que chutéis un balón de fútbol y recordéis todas estas particularidades, quizá sintáis alguna experiencia más intensa, casi mística.

EL BALÓN DE FUTBOL EN LA LITERATURA

POEMA AL FUTBOL



El último rey mago del balón







El futbol recuerda los campos de batalla de los ancestros, el objetivo vencer a la muchedumbre de enfrente, aunque solo haya 11 en el campo, todos los que hay atrás. Es en cierto sentido una guerra, deportiva pero guerra, vencer al rival, aplastarlo si se puede. No se exagera cuando se compara al balompié con las hazañas y leyendas de la historia las cuales por lo general tienen que ver con la ocupación o arte de la guerra. La guerra es triunfar, vencer y conquistar, demostrar que se es superior a la muchedumbre de enfrente.

Juegos de pelota los hubo siempre, en Mesoamérica, en Asia, en el mundo grecorromano, aunque el futbol como lo conocemos ahora se le atribuye a los ingleses que reglamentaron uno de eso juegos de pelota que ocurrían en sus tierras desde la época de los caballeros medievales. De ahí saldría nuestro futbol asociación, el rugby o el futbol americano, deportes sumamente populares, pero siempre con el futbol así a secas como el líder, como el verdadero rey de los deportes.
Las 13 reglas de 1863, daban inicio a la era del balompié. Los viajes de los ingleses por el mundo lo llevarían a todas partes. Convirtiéndolo en el pasatiempo favorito de millones, en una actividad que marcaría a la humanidad de ahí en adelante.
Empezando el año de 1936, nacen los reyes magos del balón, era el día de reyes en el barrio del mismo nombre Los Reyes, tres señoras dieron a luz a tres varoncitos, a uno le pusieron Baltazar, nació a las 3 de la mañana, el otro recibió el nombre de Melchor, nació a las 5 de la mañana, y el tercero nacido a la una de la tarde, sería bautizado pocos días después como Gaspar. Las tres señoras no se conocían más que de vista, pero al ser madres por primera vez y siendo sus hijos de la misma edad, al poco tiempo de salir a las calles con los niños en brazos se hicieron amigas. Al crecer, los tres chamacos en cuestión, también se harían compañeros de escuela, de travesuras y de futbol asociación.
El día en que nacieron fue uno histórico para el futbol de la capital, el hermoso parque de madera a unas cuantas cuadras de aquel barrio fue incendiado por seguidores del equipo visitante, el Mercurio, en manos de la furia que se desató al ver como su oncena era brutalmente acuchillada por el árbitro central. La época romántica del futbol en aquellos parajes latinoamericanos se terminaba prácticamente con ese hecho, poco después el balompié se hizo profesional y nada sería como antes, fuese para bien o para mal.
Las constantes faltas arteras al “Pelón” Arriaga ídolo del F.C. Mercurio,  equipo legendario y oriundo (el equipo) de otro barrio bravo de la capital, encendían los ánimos en la tribuna, el árbitro parecía no hacer nada al respecto, en su opinión eran entradas fuertes pero al balón. En opinión de mucha gente ese árbitro estaba comprado, aunque nunca se le pudo probar nada al respecto. Dichos acontecimientos aunados a que el equipo local daba la voltereta y pasaba a ganar 2 a 1 después de ir perdiendo desde casi iniciado el compromiso, hicieron que los hinchas del Mercurio, no menos bravos por así decirlo, prendieran fuego al estadio de madera que acogía a otro equipo capitalino, el Trueno, propiedad de un comerciante sirio y plagado de extranjeros, a diferencia del Mercurio que era apodado el conjunto de los once “negros”, al ser todos nacionales y de extracción muy humilde por lo general.
Las llamas se veían desde lejos, ¿qué pasará? se preguntaba la madre de Gaspar, preocupada por su marido que había ido al estadio con su hermano a apoyar por supuesto al Trueno C.F. El hermoso estadio era ahora un montón de cenizas y el equipo que ahí jugaba, nunca se repondría de la desgracia y acabaría por desaparecer, una nueva era comenzaba, aquí debemos aclarar que las eras en el futbol son en ocasiones muy cortas. Porque la historia del futbol, hasta nuestros días, es un resumen de la historia de la humanidad según diría de viejo Gaspar, el único, es una sucesión de ciclos un equipo surge y otro desaparece, pero claro que nada se crea de la nada, en fin, Gaspar divagaba cuando de esto hablaría.
La porra
Los fanáticos de los equipos, los seguidores que van a los estadios, forman la porra, la hinchada, la barra. Hay de todos tipos por supuesto, los tranquilos que incluso van en familia a apoyar a su equipo preferido, los locos inofensivos que lloran y se desgarran la camiseta si su equipo pierde pero no se meten con nadie más, y los locos peligrosos, los que además de arrancársela quieren pleito y llegan a los golpes, al cruce de navajas o al intercambio de balazos.
Ese día, unos locos peligrosos quemaron un estadio de madera, a eso podía llegar su pasión, su frenesí por el jueguito este del futbol, pero también su frustración acumulada a lo largo de toda una vida, y ya no se habla aquí únicamente de futbol.
Son, los aficionados, sin embargo, los que dan vida a los escenarios futbolísticos, imaginemos un partido sin ellos, sería como cualquier partido del llano, con unos cuantos “monitos” correteando un balón si que a nadie más que a ellos les importara. Podrían realizar una jugada de película, o el gol más fantástico que se pueda imaginar (como de hecho ha ocurrido en el llano) pero si nadie más que los presentes, 22 de cada lado, la banca, algún entrenador y dos o tres seguidores por equipo como testigos, ¿sería realmente importante?, seguramente que no. Es la gente que va al estadio a apoyar, junto a los que van a realizar labores de periodismo deportivo los que podrán dar fe de lo ocurrido en el campo, los que lo harán algo importante en sus vidas.
Así que con ruido, banderas y demás, así como con su vibra apoyaban al equipo de su elección desde siempre. Entre ellos había gente cuya única alegría en la vida venía de la mano del futbol, por consiguiente, las penas que les daba el futbol eran a veces, más dramáticas que las de la “vida real” se decía, como si el futbol no fuera tan real como lo más real. Pero en algo tenían razón, no importaba tanto si no alcanzaba para pagar el alquiler de un mes y el casero amenazara, como el que el equipo perdiera la final de copa. Y así, un hombre podía sentirse más orgulloso y realizado con la llegada del primer campeonato de su equipo que con la llegada de su primer hijo, por más increíble que parezca.
Por esos días, los seguidores del Mercurio le cantaban al carismático “Pelón”, “Pelón, Pelón tú eres el más chingón”. Y el “Pelón” se emocionaba y le cascaba unos golecitos al rival, no tantos como parecía por momentos, pero así es con los goleadores, siempre parece que meten más de lo que sus números reales dicen posteriormente.
Los rivales le cantaban en cambio “Pelón cabrón irás al paredón”. Pero igual se encendía y les horadaba la valla. El “Pelón” era un gran jugador y el primer gran ídolo netamente nacional, pero la suerte estaba echada y esa temporada, la mejor del “Pelón”, nacían como hemos narrado, los más grandes ídolos que hayan nacido en esa tierra alejada de Dios pero bendita como la que más.
Era una época de jugadores maravillosos, como lo son todas en realidad, pero esa era la época de la que aquí se habla y no se puede dejar de decirlo, porque era muy cierto. Era una época romántica, de estadios de madera, de jugadores amateurs pero entregados a una camiseta más que cualquier profesional, sin televisiones y menos aún programas dedicados a repetir 30 veces el gol de la semana, era la época anterior a la aparición providencial de los tres reyes magos del balón.
*José Antonio Aguirre Güemez es escritor y estudió Ciencias de la Comunicación.

viernes, 7 de septiembre de 2012

MI BALON - Diego Ramírez, Christian Agudelo, Esteban Cabrera, Juan José Marín.


Cuando desperté sabia que algo faltaba, sabia que era; lo sabía muy bien.
Me levante sabiendo que debía asistir al colegio, por más ganas que tenia de salir y buscarlo. Me organice sin apartar mis pensamientos de él.
-         ¿Qué te pasa? -  me pregunto mamá con inquietud - ¿estas bien? – su mirada cristalina me obligo a decirle la verdad.
-         ¿dime donde esta? – pregunte sabiendo que ella desconocía la respuesta.
-         No lo se – respondió desinteresadamente - ¿te aseguraste de haberlo buscado bien?
Aunque sabia lo que ella diría me disgusto su respuesta.
-         Me voy. – Salí frustrado.
-         Hijo ¡cuídate! – se despidió acompañándome a la puerta.
Asentí lentamente; su cabello largo y castaño y su cuerpo esbelto se deslizaron hacia la cera.
El camino al colegio se estaba haciendo mas largo de lo normal; estaba distraído, absorto mirando el horizonte cuando de repente me detuve.
-         ¿Qué me pasa? – me dije a mi mismo.
Sentí una ansiedad repentina por pasar por la cancha de futbol, así que me desvié y tome esa ruta.
Cuando llegue a la cancha lo vi, estaba ahí. Me decidí a ir por el cuando de repente apareció una figura extrañamente familiar que desde lo lejos corría en dirección a él. Era un niño corriendo detrás del alegre y sonriente.
Yo quería ir por el pero por dentro sabia que él lo quería aun mas, en realidad yo estaba seguro que él lo quería igual que yo pero él se lo merecía más; él nunca lo abandonaría, siempre lo protegería y estaría con el todo el tiempo.
-         ¡Hola! - me dijo – ¿quieres jugar conmigo? - Sonreí y asentí.
Jugamos hasta el atardecer y nos divertimos mucho; cuando de pronto sentí que algo sonaba.
Me desperté sobresaltado acostado en mi habitación. El despertador sonaba estrepitosamente marcando las 5:45 a.m.
Cuando me levante lo fui a buscar, y lo encontré en un cajón archivado al lado de una foto que yacía boca abajo. La voltio y sonreí nostálgicamente.
En la foto estaba mi antiguo balón y yo hace ya 7 años jugando en la cancha tal y como siempre.

lunes, 28 de mayo de 2012

DESCRIPCIÓN DEL CACHIVCHE


Nuestro cachivache es un balón de futbol. Primero por que es algo muy especial para nosotros ya que lo tenemos desde hace ya bastante tiempo y se nota sobretodo en su desgaste. Tiene manchitas negras con blanco; logicamente es redondo y la marca del balón es MOLTEN y el balón es un # 5.